Alfonso Figueroa y su equipo disfrutan de un aperitivo de zanahorias y frutas mientras a un compañero de trabajo le miden la presión arterial y los niveles de azúcar en la sangre. Ríen y bromean mientras esperan sus propias revisiones gratuitas, contribuyendo al ambiente familiar en el Centro Comunitario de Winchester Heights, al norte de Willcox.
Alfonso lidera al grupo de trabajadores de una finca de pistachos, y se encuentra a la mitad de su jornada laboral en una fresca tarde de noviembre. Pero el trabajo no impide que Alfonso lleve al grupo a la clínica móvil gratuita.
Trabajadores de salud de diferentes organizaciones instalan sus mesas plegables ya designadas, equipadas con material médico y folletos. Cada paciente puede escoger artículos relacionados con la salud, como curitas y toallitas con alcohol.
“Sé lo importante que es para mis trabajadores y para nosotros que no podemos venir en horas de trabajo, entonces yo saco a mi gente y venimos y nos checamos”, dice Alfonso.
El centro comunitario es pequeño pero completo, con una cocina equipada, impresoras y computadoras.
Alfonso y su equipo llevan gorras, camisas de manga larga y jeans, listos para regresar al trabajo en la finca de pistachos una vez que terminen en la clínica.
Durante 14 años, Alfonso ha sido trabajador agrícola en Winchester Heights, una comunidad no incorporada en las afueras de Willcox. Ha ascendido de rango a lo largo del tiempo.
Él comenta que, gracias a su experiencia, entiende la importancia de garantizar que su equipo tenga acceso a atención médica. Aprovechar estas oportunidades es crucial, especialmente en una comunidad rural sin los servicios que las ciudades más grandes dan por sentado.
“Hemos pasado por muchas cosas … a veces hay personas — jefes — que no te dan permiso (para salir del trabajo para visitar un doctor). Y a veces uno cuida de nuestra salud y quiere ver en cómo estamos realmente y a veces no tenemos chansa por el exceso de trabajo”, dice.
Según estimaciones de 2017 del Centro Nacional para la Salud del Trabajador Agrícola, casi 2,000 residentes del condado de Cochise son trabajadores agrícolas. Winchester Heights es una de las muchas comunidades rurales de la región, cuyos residentes se dedican principalmente al trabajo agrícola.
La instalación médica más cercana es un centro de salud móvil que abre cinco días a la semana y está a más de 15 millas de distancia, en Willcox. Es operado por Chiricahua Community Health Centers.
Más de la mitad de los residentes del condado de Cochise han tenido que viajar fuera del condado para recibir atención médica, según una evaluación de necesidades de salud comunitaria del condado en 2023. La mayoría de los encuestados mencionaron que creen que la mayor barrera para recibir atención médica es “la falta de médicos de atención primaria, especialistas y proveedores de salud conductual dentro del condado”.
Estas limitaciones no solo afectan la salud de los residentes, sino que también imponen una carga financiera. Viajar a condados vecinos y los costos médicos impiden que muchos busquen atención hasta que la situación es urgente.
Alfonso mencionó que incluso la atención con descuento en la clínica de Willcox puede ser prohibitiva, por lo que las clínicas móviles gratuitas son cruciales para el cuidado preventivo de los residentes.
“Si tú te quieres checar, vas al hospital y te hacen un cobro muy elevado y aquí, pues es gratis y todo esto por los programas”, dice.
Los trabajadores agrícolas y aquellos en profesiones similares, como los jornaleros, ganan un salario promedio anual de 34,420 dólares en Arizona, según datos de 2023 de la Oficina de Estadísticas Laborales de EE.UU. Esto es ligeramente inferior al promedio de California — 36,670 dólares — el estado con más trabajadores agrícolas.
Los salarios de los trabajadores agrícolas en Arizona están muy por debajo del ingreso medio familiar en el estado, que es de 77,315 dólares, según datos de 2023 del Censo de EE.UU.
Aida Garcia es presidenta del Centro Comunitario de Winchester Heights. Ella organiza las clínicas móviles de salud y comenta que muchas personas no asisten porque temen tener que pagar.
“Algunas personas no creen que sea gratis y no quieren ir. Yo solo tengo que asegurarles que, a pesar de lo que puedan escuchar, los servicios son gratuitos”, dice. Ella coordina con organizaciones para realizar clínicas móviles regularmente y facilitar el acceso a recursos y servicios de salud que suelen estar demasiado lejos o ser costosos.
Al igual que Alfonso y su equipo, Aida vive en Winchester Heights. Ha sido promotora de salud comunitaria desde 2007.
Mientras se mueve rápidamente por el centro comunitario, Aida conversa con los trabajadores de salud y saluda a los visitantes —mencionándolos por su nombre cuando lo sabe. Cuando una trabajadora del Departamento de Salud del Condado de Cochise prepara a un niño que llora para una inyección, lo anima junto con otra docena de personas.
Después, un representante del programa estatal de Mujeres, Infantes y Niños le da un dulce y una calcomanía, elogiando su valentía.
El trabajo de Aida y su predecesora ha sido fundamental para mejorar el acceso a la atención médica para los residentes de Winchester Heights, especialmente para las personas de bajos ingresos que trabajan en los campos agrícolas vecinos.
La evaluación de necesidades de salud comunitaria de 2023 destacó el éxito del centro. Los encuestados dijeron que “están de acuerdo en que el Centro Comunitario de Winchester Heights ha tenido un efecto positivo en su comunidad”.
Alfonso dice que Winchester Heights tiene un fuerte sentido de comunidad, y cuando Aida le envía un mensaje sobre una próxima clínica de salud, él informa a su equipo que es hora de checarse la presión arterial y el azúcar en la sangre.
“Me gusta participar en lo que es la comunidad y a veces nos traen esos programas porque nos beneficia a todos los que vivimos aquí y partes de de alrededor”, dice. “Son cosas que a nosotros nos preocupa, nos interesa, para saber de nuestra salud”.
Cuatro hombres del equipo de Alfonso gimieron mientras se estiraban para levantarse de las sillas metálicas. Después de terminar sus revisiones, se reunieron junto a la puerta, listos para volver al trabajo. Antes de dar su último paso para salir, Alfonso le dio a Aida un pequeño saludo con la mano y un agradecimiento, sabiendo que la verá la próxima vez.